Entre el rico patrimonio andalusí de la Axarquía destacan sus magníficos alminares (torres de antiguas mezquitas). Si exceptuamos Granada, y quizá Aragón –está en discusión si algunas de sus torres mudéjares deberían considerarse alminares–, no hay otro territorio de la península donde se conserven en mayor número. Los encontrarás en Daimalos, Salares, Corumbela, Benaque, Árchez, Vélez-Málaga… Mantuvieron su función de servir al adhan (llamada a la oración musulmana) hasta el siglo XVI, cuando fueron transformados en campanarios de las nuevas iglesias, algunas de las cuales conservan también bellos elementos mudéjares.
Pero es en el trazado y conjunto arquitectónico de su principal núcleo urbano, medina Balish (la actual Vélez-Málaga), con sus murallas, alcazaba y restos de mezquitas, y en el de pueblos como los ya mencionados u otros como Frigiliana, Cútar, Comares o Canillas de Albaida, entre otros, donde la huella andalusí acaba siendo imponente.