Valencia

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El sabor, la sabiduría y el alma de Balansiya

En pocos lugares podrás vivir la Experiencia Andalusí como en València. Aquí el legado árabe y andalusí es algo profundo que impregna la esencia de la ciudad y se expresa en el modo de ser y de vivir de los valencianos. Las principales señas de identidad de València, sus atractivos más reconocibles, tienen sus raíces en Al-Ándalus, en los cinco siglos de presencia musulmana, cuando València fue Balansiya (y antes, Medina al-Turab, la ciudad de arena).

Nos referimos a los cítricos, el arroz o la horchata. A la sabiduría de las acequias que riegan una huerta tan fecunda y a la forma igualmente sabia y ancestral de hacer justicia con el agua. Al legado de la seda, la cerámica o las artes de pesca. A la afición por la pólvora y a unas Fallas vividas al ritmo de la dolçaina y el tabalet. Y a mucho más: palabras, vestigios arquitectónicos, costumbres, aromas, sabores… Pura Experiencia Andalusí.

Torres de Serranos

Arquitectura

Hoy solo podemos imaginar lo que debió de ser la belleza de la València andalusí. Dijo el poeta al-Rusafi: Balansiya es esa esmeralda por donde corre un río de perlas. Son muy escasos sus vestigios arquitectónicos. Nada queda del palacio de recreo con magníficos jardines que Abd Allah al-Balansí, hijo del primer emir de Córdoba, construyó a las afueras de la ciudad. Solo el recuerdo de su nombre, Al Rusafa, del que ha derivado el actual de uno de los barrios más famosos de València –Russafa–, allí donde estuvo el palacio.

Nada queda tampoco de otros palacios, de las mezquitas o del alcázar. Solo algunos lienzos y partes de la muralla árabe se conservan en la Galería del Tossal y en el museo arqueológico de la Almoina. El perímetro de la medina tuvo siete puertas, entre ellas Bab Al-Qantara, La Puerta del Puente, emplazada detrás de las actuales Torres de Serranos. En cuanto a los restos de la antigua muralla árabe, pueden apreciarse algunos tramos del lienzo y torre en las inmediaciones de las plazas del Ángel y de los Navarros, así como de la calle de la Cruz. O en el interior del horno Montaner, el restaurante Orio o el restaurante Alma del Temple.
La muralla árabe de Valencia se mantuvo hasta que en el s. XIV se comenzó a construir la nueva muralla cristiana y su trazado atestigua el pasado de Balansiya como la medina más importante de Sharq-Al Ándalus, los territorios orientales de Al-Ándalus.

Tribunal de las Aguas

AGUA

Cada jueves, a las 12 del mediodía y ante la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de València, los representantes de las ocho comunidades de regantes de la Huerta valenciana –ocho son las acequias madre que toman agua del Turia– se reúnen para dirimir los conflictos derivados por el uso del agua. Es el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, la más antigua institución de Justicia existente en Europa, que data de los tiempos de Al-Ándalus, probablemente del Califato de Córdoba.

Los andalusíes practicaban ya este sistema de riego basado en la distribución del agua del Turia, un sistema que Jaime I estableció formalmente tras la conquista cristiana de la ciudad (1238). Los ocho síndicos celebran un proceso oral, en valenciano, y sus resoluciones son inapelables. En 2009 el Tribunal de las Aguas de València fue inscrito en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Paella Valenciana

GASTRONOMÍA

La huerta de Valencia tiene 1200 años de existencia y sabiduría. Los árabes introdujeron especies monzónicas –cítricos, chufas, berenjenas, calabazas, albaricoques…– que debieron aclimatar impulsando renovados sistemas de regadío y nuevas técnicas agrícolas. También el arroz. La huerta se desarrolló como un sistema de acequias y alquerías que cambió el paisaje rural de esta zona para siempre, y también la forma en la que se alimentaba la población. Con el acceso a frutas, hortalizas, cereales y legumbres durante todo el año, la dieta se hizo mucho más variada, sana y equilibrada.

Esta ‘revolución verde’ propició unos excedentes agrícolas que se comercializaban en mercados rurales que fueron el origen de algunas poblaciones actuales. La ciudad de València generó también un mercado central propio donde un almuhtasab vigilaba la calidad y los precios de los productos. Los antecedentes del actual Mercado Central de València –considerado el mayor centro europeo de venta de alimentos frescos y una joya arquitectónica– se encuentran en el zoco musulmán que se celebraba en la zona de la Boatella.

La influencia árabe también se aprecia en la repostería valenciana, especialmente en dulces como el arnadí (un pastel de calabaza o boniato), los pastelitos de boniato o los mazapanes, típicos en la festividad de Sant Donís… Y, por supuesto, en la horchata.

Artesanía típica valenciana

ARTESANÍA

La cerámica experimentó un notable desarrollo en la época andalusí. Una aportación importante de la presencia musulmana en estas tierras fue la aparición de la azulejería, un sector del que València es hoy el principal exportador en la UE y el segundo a nivel mundial. Los musulmanes introdujeron la mayor parte de la base técnica y funcional de la tradición cerámica que se desarrollaría después en todos los territorios de la península y que alcanzaría un gran prestigio en localidades valencianas como Manises, Paterna y Alcora.

El artesano ceramista islámico perfeccionó la técnica utilizada hasta entonces y creó el efecto vidriado. Otra importante novedad que aportó es el uso de pigmentos minerales para obtener colores. El que más utilizaron fue el azul, obtenido a partir del óxido de cobalto. No por casualidad el Museo Nacional de Cerámica tiene su sede en València.

La seda ha jugado también un papel fundamental en la historia y el desarrollo de Valécia e instituciones como la Lonja de la Seda dan buena cuenta de ello. La difusión del saber técnico vinculado a la seda desde Oriente al Mediterráneo occidental se produjo después de la conquista de Persia por los musulmanes en el siglo VII. Al-Ándalus fue el primer territorio europeo en el que se identifica la cría del gusano de seda de forma intensiva. En València, la producción de estos tejidos alcanzarían un arte y desarrollo espectaculares. El Museo de la Seda brinda la oportunidad única de recorrer su historia.

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