Ponte el calzado más cómodo y coge tu bolso o pequeña mochila. Mejor aún: una maleta con todo lo necesario para varios días. Te proponemos un viaje que te llevará a recorrer casi dos terceras partes de la geografía española. Un viaje en el espacio y en el tiempo. Te proponemos descubrir y disfrutar la Experiencia Andalusí.

Te invitamos a ver, sentir, oler, saborear y escuchar la riqueza de un legado cultural enraizado en la historia y encarnado en el presente. El esplendor de una época en la que nos llamamos Al-Ándalus y en la que se dieron la diversidad y la convivencia (también los conflictos, pero ha perdurado lo bueno).

Un legado que se extiende de Sur a Norte, de Este a Oeste. Desde el siglo VIII al XV y luego mucho más allá… hasta nuestros días. Una inmensa y preciosa herencia que forma parte de nosotros, a veces sin saberlo.

Ven a explorar la belleza de los atauriques y los arcos de herradura; a hacer volar la imaginación en alcazabas, castillos y murallas que soñaron ser inexpugnables, en campanarios que fueron alminares de mezquitas. Ven a descifrar los secretos y la bella geometría de las torres y los artesonados mudéjares, o de los arcos y columnas que asemejan ser palmeras.

Ven a re-descubrir la historia del aceite de oliva, del arroz, los cítricos, las pasas, o de vistosas artesanías. A caminar por antiguas medinas. A escuchar villancicos, dulzainas y melodías de origen medieval con oídos nuevos. A participar en fiestas populares con sabor a historia o a leyenda. A probar deliciosas recetas centenarias o renovadas, o a maravillarte de la gran sabiduría que entraña sacar partido de la naturaleza –y muy especialmente del agua– sin dañarlas. Te invitamos a todo esto y a mucho más.

Somos los territorios que encarnan la Experiencia Andalusí. Ven a descubrirla y disfrutarla con nosotros.

Arquitectura

MEDINAS

Gastronomía

AGUA

ARTESANÍA

Música

Fiestas

Arquitectura

Medinas

Gastronomía

Agua

Artesanía

Música

Fiestas

Arquitectura

Murallas, atalayas, alcazabas, castillos, palacios, mezquitas, baños públicos, madrazas, jardines, fuentes, aljibes… Medinas (este es el nombre que reciben las ciudades en Al-Ándalus, derivado del árabe madīnah). La arquitectura –y de paso el urbanismo– es uno de los más importantes legados de Al-Ándalus y sus ejemplos se cuentan por miles. Desde el pragmatismo austero de las construcciones defensivas a la sofisticación cautivadora de iconos como la Alhambra, la Mezquita de Córdoba, o el Palacio de la Aljafería de Zaragoza.

La arquitectura andalusí expresa todas las claves del arte islámico y otras propias, herencia de culturas como la hispano-romana. Sobriedad en el exterior y riqueza decorativa interior, arcos de herradura y polibulados, detalles ornamentales intrincados, mosaicos de azulejos, patios interiores y fuentes. Geometrías que encierran una matemática profunda y representan el infinito. También una arquitectura con fines prácticos, como regular la temperatura, favorecer la vida comunitaria o crear espacios para la contemplación. Unas claves que se extendieron más allá de sus límites y dieron lugar al arte Mudéjar. Descúbrelo y disfruta de todo ello como parte de tu Experiencia Andalusí.

Medinas

El Mediterráneo es, sobre todo, un mundo de ciudades. Desde la Antigüedad, las civilizaciones mediterráneas han tenido un carácter marcadamente urbano. Tras la caída del Imperio Romano, los territorios de Hispania –la Península Ibérica y Baleares– vivieron, entre los siglos IV y VII, un proceso involutivo y de decadencia que determinó, en muchos casos, la desaparición de antiguas ciudades. A partir del siglo VIII, los musulmanes retomaron el afán urbanizador de los romanos y llevaron este tipo de espacios a un nuevo apogeo. Medina, madina o madinat es el nombre que recibe la ciudad andalusí.

Los andalusíes revitalizaron las ciudades existentes –Córdoba, Sevilla, Zaragoza, Valencia, Medinaceli…–, llevando a algunas a su máximo esplendor; refundaron otras (Palma, Lleida…) y, finalmente, levantaron muchas de nueva creación: Madrid, Murcia, Albacete, Almería, Badajoz, Baena, Calatayud, Vélez-Málaga… A partir del siglo X las medinas andalusíes comenzaron a consolidarse. Tras la caída del Califato, con los reinos de Taifas, el fenómeno urbano se expande por todo Al-Ándalus y medinas como Saraqusta (Zaragoza) o Balansiya (Valencia) se convierten en florecientes centros de poder político, económico y cultural. Muchas otras medinas andalusíes brillaron con luz propia. Como la desaparecida Medina Azahara (Córdoba), Patrimonio Mundial. Hoy puedes explorar el legado de todas ellas como parte de tu Experiencia Andalusí.

Gastronomía

La gastronomía es uno de los pilares del legado y la Experiencia Andalusí. Al-Ándalus conoció una auténtica revolución ‘verde’ que no solo supuso la introducción de nuevos cultivos, algunos tan ‘nuestros’, hoy, como el arroz o los cítricos. También una mejora sustancial en las técnicas agrícolas y cambios profundos en los hábitos alimenticios de la población. Frutas, verduras y hortalizas cobraron importancia, se popularizó el uso del aceite de oliva en la cocina y proliferaron especias llegadas de territorios lejanos como la canela o el azafrán.
La gastronomía se hizo más variada, sana y sofisticada. La cocina neo-andalusí vive hoy un gran momento con restaurantes como Noor –3 estrellas Michelín–, en Córdoba, o Zyriab, en Sevilla.

Los sabios andalusíes entendieron la alimentación como un medio de promover la salud y fueron pioneros en dietética y nutrición.

Fue todo un ‘influencer’ de la corte califal cordobesa, el polifacético y refinado músico Zyriab, quien impuso el modo en el que todavía hoy ordenamos los platos ¬¬–entrante, principal y postre–, el uso del mantel y de las copas de vidrio para servir bebidas.
Uno de los primeros recetarios de los que tenemos noticia en la península es el del sabio y gastrónomo murciano Ibn Razin, del siglo XIII, con 428 preparaciones en las que priman las verduras. Del mismo siglo, un anónimo conocido como El anónimo almohade, que recoge 545 recetas además de consejos de nutrición, higiene, sobre el uso de utensilios y sobre el servicio de la mesa. Ambos se adelantan un siglo al que suele ser considerado como primer libro de recetas de la cocina medieval española, el Libro de Sent Soví, del siglo XIV, escrito en catalán.

Conocer todos estos detalles te permitirá saborear aún más la Experiencia Andalusí.

Música

La música que existió en Al-Ándalus era el resultado de la presencia de diversas influencias y culturas musicales como la mozárabe (cristiana con influencias romanas, visigodas y bizantinas), la música amazigh o beréber, la hebrea, y la árabe.

Zyriab fue el músico más reconocido e influyente de Al-Ándalus. Procedente de Bagdad, se asentó en Córdoba al servicio del emir Abderraman II, quien le encargó la creación de una escuela musical, uno de los primeros conservatorios de música del mundo.
Zyriab puso fin a la improvisación en los ritmos e impulsó estructuras fijas, como las moaxas y las nubas. También añadió al laúd la quinta cuerda.

¿Qué ha llegado de la música andalusí hasta nosotros? La dolçaina y el tabalet, los instrumentos característicos de la música valenciana, proceden de los traídos por los árabes a la península. Según muchos autores, la zambra, uno de los palos del flamenco, típico de los gitanos de Granada, sería el resultado de una evolución de anteriores bailes moriscos.

Cuando éstos fueron expulsados, muchos se refugiaron en el Magreb, llevándose su música, aún muy viva, con ellos. No son los únicos ejemplos. Aguza tus oídos y deja que la música forme parte de tu Experiencia Andalusí.

Fiesta

 Las Alfonsadas de Calatayud, la Fiesta de las Móndidas que se celebra en San Pedro Manrique (Soria) y en otros lugares de Castilla y León, la Fiesta del Monfí de Cútar y el Festival Árabe Andalusí de Salares –ambos en la comarca de la Axarquía malagueña–, el Mercado Medieval de las Tres Culturas de Zaragoza y, por supuesto, las Fiestas de Moros y Cristianos, una de las celebraciones con más arraigo en numerosas localidades de la Comunidad Valenciana y que también tiene su propia versión en Soria, en la fiesta de la Soldadesca de Iruecha. Estos son solo unos pocos ejemplos.

Ninguna de estas fiestas tendría hoy lugar si no hubiera existido Al-Ándalus y los más de ocho siglos de presencia del Islam en la península Ibérica y Baleares. Y algo que merece la pena destacar: aunque muchas rememoran momentos de conflicto y la existencia de bandos enfrentados –como las Alfonsadas de Calatayud o los Moros y Cristianos¬¬– la mayoría de ellas, incluidas las que acabamos de mencionar, pone hoy el acento en aspectos comunitarios, de celebración de la diversidad y de la convivencia. Y es así como te invitamos a disfrutarlas.

Agua

El Islam es una cultura del agua. El Corán habla de ella como el origen de la vida y forma parte del ritual diario de la oración. Si a esto le unimos su escasa presencia y difícil obtención en algunos territorios, comprenderemos hasta qué punto el líquido elemento es un bien preciado en el mundo islámico. Y Al-Ándalus no iba a quedarse al margen de esto.

El agua es importante no solo por cumplir funciones imprescindibles como saciar la sed o contribuir a la higiene, sino otras más sofisticadas de tipo terapéutico –en los jardines, las fuentes se diseñan para que el sonido del agua contribuya a la relajación–, bioclimático –la regulación de la temperatura en los edificios–, o estético, como el juego de los reflejos de la arquitectura sobre los estanques.

En Al-Ándalus, la introducción y aclimatación de nuevas especies vegetales llevó a los árabes y andalusíes a revolucionar los sistemas de irrigación y la ingeniería hidráulica de origen romano. Norias –del árabe naura–, acequias, canales, aljibes, presas, estanques, pozos, fuentes públicas y ornamentales… También tratados científicos y normas de uso. Como las que dieron lugar al Tribunal de las Aguas de València, la institución de Justicia más antigua de Europa y patrimonio de la Humanidad.

Investigaciones recientes han demostrado cómo algunos de los sistemas de riego andalusíes han resultado ser más eficientes y resilientes que otros más modernos. Un magnífico ejemplo de sabiduría, sostenibilidad y eficiencia. Descúbrelo como parte de tu Experiencia Andalusí.

Artesanía

La producción artesanal tuvo un importante peso y creciente impacto en el conjunto de la economía y la organización social andalusí. Las artesanías más destacadas estaban vinculadas con el sector textil –lana (la oveja merina debió de ser introducida desde el Magreb por los almohades), lino, algodón y seda (iniciada en Al-Ándalus en el siglo IX)–, la producción cerámica y alfarera, el trabajo del cuero –a destacar los refinados y afamados cordobanes y guadamecíes–, el vidrio y la metalurgia –incluidos plata y oro–.

Un ejemplo bellísimo de joyas andalusíes lo encontramos en el llamado Tesoro de la Amarguilla o de Baena, un conjunto excepcional de 98 piezas de oro, plata y plata sobredorada que hoy se expone en el Museo Arqueológico de Córdoba.
Mención muy especial merece la cerámica. En Al-Ándalus se introdujo la técnica de la cuerda seca, procedente de Oriente Medio, pero los andalusíes fueron pioneros en la creación de la cerámica vidriada. Toda la cerámica que hoy consideramos “típica” de cada lugar de la Península procede directamente de técnicas productivas y decorativas usadas por los andalusíes. Del arraigo que alcanzaron –incuida la azulejería– da buena cuenta que València sea hoy la primera potencia exportadora de la UE y la segunda en todo el mundo. Mucho antes, la seda había hecho también de València una ciudad rica.